viernes, 25 de septiembre de 2015

La ciudad despierta


La ciudad despierta al son de un Jazz prosaico; repentinamente un carboncillo se difumina esclareciendo tonos violetas y anaranjados, nubes se disipan en el proscenio y la fosa del escenario deja ver nuevamente la valentía con la que el sol se dispone a acompañar a las cordilleras andinas.

 La ciudad despierta y presurosas las luces de las avenidas caen  mientras amaneceres llenos de amor y poesía se disponen a ser escritos por poetas extraños de la calidez de la madrugada.
La ciudad despierta el sonido del aire cortante se hace más notorio pues ya no son solo las avecillas se encuentran en el cielo ¡Ha llegado el hombre con ellas!

El Jazz resuena angustias y afanes ensordecen a las personas, los poetas se lamentan y el cielo se oscurece, las luces artificiales se hacen notorias de nuevo ¡He de esperar por un nuevo despertar en la ciudad!




miércoles, 9 de septiembre de 2015

El perro surreal



-Déjeme decirle que la locura no solo es un estado de felicidad, también me refiero al mismo miedo, al miedo que nos invade cuando estamos solos, al miedo que nos invade cuando no se resiste a la compañía ¿tan absurdo es acaso pensar que la felicidad y el miedo no son tan distantes y diferentes?

-Pues lo que yo creo es que el amor todo lo vence, todo lo cura, la maravilla de la vida, con amor el miedo no existe, inexistente es el dolor en un mundo con amor.

-Cuando se ama también se siente miedo,de eso estoy seguro, todos creemos sufrir demasiado, somos demasiado inteligentes, pero poco capaces de saber lo que tenemos, lo que podemos hacer, lo que podemos sentir, aunque de acuerdo estoy con su declaración de que el amor lo puede con todo, pero poco capaces somos de amar.

-Pero aun así tenemos toda la capacidad, amar no es un acto complejo, amar es un don que a todos se nos otorga, ¿acaso usted podría decirme cómo se debe amar?

- No lo podría manifestar, bastante absurdo soy cuando de amor se trata.

...Sería admirable apreciara usted la batalla que se libra en mí cuando dirigirme a  usted es lo que quiero, bastante admirable sería, después de todo un simple hola es la paranoia misma, pero quiero dejar de referirme solo de mi.  Eso me recuerda cuando pensé que los animales eran  por lo único que valía la pena luchar en el mundo, después supe que era el mundo mismo que tenía que ser mejorado para así poder ayudarlos, pero supe que eso era difícil, así como es difícil poder amar y no sentir miedo, inseguridad y frustración, admirable sería que supiera, la luz que irradia de usted en la oscuridad, tal vez lo sepa solo quiero recordar que la oscuridad misma se hace luz y por eso todo el mundo está dispuesto a amar, pero no todos están dispuestos a hacer arte, amar supongo es propiamente el acto de hacer arte, pero a veces amar no es el acto más bello y más hermoso, así como un poema suele ser muy bello, este solo significa algo para el que lo escribe. En este punto déjeme decirle por inconveniente que parezca, que la amo, que la amo con todo mi corazón, con todas mis sombras y colores, algo irracional es hablar sin pensar, pero qué más da, qué más da manifestar que solo soy un callejero sin usted, una condena cósmica. Después de todo las princesas, y muñecas nunca me han interesado. Es en este caso como aquel guerrero que dio un paso hacia adelante, y fue en busca del sol, murió y vivió, enloqueció y odio, ideó y soñó. Después de todo  las princesas, y muñecas carecen de valor, admirable sería, encontrar a una guerrera que busque el sol junto al absurdo yo...


-       Su silencio me atemoriza realmente, es inquietante. la manera con la que mira a la pared fijamente es perturbador.

-       Me disculpo por eso, pensaba en surrealismo, y arte. Nada importante.

-       … Me decía usted que era usted muy absurdo en el amor

-       Eso parece,

-El problema es que no encuentro la relación, entre la felicidad, la tristeza y la locura, todo lo que me ha dicho usted hoy parece no tener sentido, al parecer solo suena bien en sus profundos pensamientos.

-Esto es como en  el caso de los dos guerreros que fueron en busca del sol.

- ¿En busca del sol?. y ¿qué pasó?

-Lo hicieron brillar otra vez…










La marea es alta


martes, 8 de septiembre de 2015

El control de lectura y la corona de papel







Si queréis saber el asunto que me trae ante vosotros
con tal raro adorno, vais a saberlo, si os dignáis escucharme,
 pero no con la atención que soléis prestar a los predicadores,
sino con los oídos que prestáis a los charlatanes,
a los juglares y a los bufones,
 o bien con aquellas orejas
 que puso antiguamente nuestro amigo
el rey Midas para escuchar al dios Pan.

(Erasmo de Roterdan. Elogio a la locura. )

¿Hace cuánto que no lees poesía? ¿Hace cuánto que no la escribes? Hoy la vida ha decidido ponerte una corona de papel. Sé que ya es familiar para ti. Eso de obligarte a escribir, eso de castigarte por no entregar tu tarea a tiempo es el pan de cada día.

Una parte de ti cede, se acercan la maestra o el maestro y de inmediato tu cuerpo toma una postura de aparente interés ante la tarea que te asignó. Te esfuerzas en mantenerte mientras él o ella están ahí. Intentas demostrarle que entiendes lo que sea que te hayan impuesto porque de eso depende tu nota y porque en un instante fugaz un panfleto llamado “boletín” (acaso la corona de algunos, acaso la cruz de otros) dictaminará quién eres ante los ojos de los que amas.

Sé que sueno perverso y corrosivo, pero quiero aclararte que esa no es mi intención. Sé que estoy haciendo evidente lo evidente y que de tanto hablar de lo mismo poco hemos hecho por cambiar o… quizás sí.
Quizás hoy te sientes libre de escribir por escribir. Quizás hoy te arriesgas a hacer catarsis a través de las letras. Pero… ¿liberarte de qué o para qué?

Te cuento un secreto. Del primero que debes liberarte es de ti mismo. De tus miedos, de las represiones impuestas, de los apetitos enseñados y del temor al otro que dice ser superior a ti.

Por hoy no tengo más que decir. Sé que esto ya lo sabías y muy en el fondo tus temores te harán dudar y justificar el abandono a la docilidad. No es mi culpa te lo advierto, es tuya. Ve, sigue haciendo por hacer, sigue cumpliendo por cumplir. Hay un montón de coronas de espinas que esperan a que tú las quieras lucir. 


La marioneta ausente. El marionetista de sí mismo.