La ciudad
despierta al son de un Jazz prosaico;
repentinamente un carboncillo se difumina esclareciendo tonos violetas y
anaranjados, nubes se disipan en el proscenio y la fosa del escenario deja ver
nuevamente la valentía con la que el sol se dispone a acompañar a las
cordilleras andinas.
La ciudad despierta y presurosas las luces de
las avenidas caen mientras amaneceres
llenos de amor y poesía se disponen a ser escritos por poetas extraños de la
calidez de la madrugada.
La ciudad
despierta el sonido del aire cortante se hace más notorio pues ya no son solo
las avecillas se encuentran en el cielo ¡Ha llegado el hombre con ellas!
El Jazz
resuena angustias y afanes ensordecen a las personas, los poetas se lamentan y
el cielo se oscurece, las luces artificiales se hacen notorias de nuevo ¡He de
esperar por un nuevo despertar en la ciudad!
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